La inauguración de la fiesta, como todos los años lo hacia el bisabuelo, pero, él no estaba y en su honor lo hizo su hija Sara, mi abuela, quien vestida elegantemente para la ocasión, subió al estrado.
Dirigió unas palabras a los visitantes y procedió a bajar las escaleras para cortar la cinta, estaba en eso cuando tropezó, ya estaba por tocar el suelo cuando, unas manos fuertes la alcanzaron de la cintura y la alzaron por los aires posándola en el suelo media desmayada, aquellas manos pertenecían al hombre misterioso quien sabríamos más tarde se llamaba Carlos Mendez.
By PINK